46. nada


Así me siento respecto a este tema, 
como un peluche nacido para dar mimos,
 que ha sido arrinconado.

El otro día NUGAE escribió un post llamado "Carmen", no creo que sepa cuánto la comprendo.

Yo debería de tener dos abuelas, una la madre-de-mi-madre y la otra la madre-de-mi-padre; pues no. La madre-de-mi-madre (super-yaya) es genial, una verdadera abuela. Está cuando tiene que estar, da besos, abrazos, se hace querer y se queja sólo por lo que merece la pena. La madre-de-mi-padre es punto y aparte.

Hasta que he leído el post de NUGAE, no he entendido bien sus motivos de ser así, de matar todo lo bueno que llega a ella, de tomar partido por lo indefendible, en vez de mediar y tratar de solucionar las cosas, más leña al fuego...

Intentó amargar a mi padre, le hizo feos, muy muy feos, él los aguantó porque era su madre, la adoraba... justificaba sus acciones porque había sufrido mucho, la pobre...

Hay cosas en esta vida que no se pueden justificar, ella ha hecho casi todas. No he conocido nunca, y espero no hacerlo jamás, a ninguna persona que en vez de sangre tuviera bilis y en vez de corazón hielo.
Pocas veces la recuerdo con palabras amables, casi siempre si la venían bien a ella, cambiando de niet@s favoritos como de colonia, tratando de hacernos luchar por su amor...

No, eso no es una abuela. Mi otra abuela jamás tuvo que luchar por algo que se gana con cada abrazo, con cada beso, con cada mirada comprensiva, con cada regañina...

Entonces ocurrió, la madre-de-mi-padre me acusó de algo increíblemente grave y doloroso para mí, me llamó un día, quiero creer que enajenada pero no estoy segura, para acusarme de haber causado la enfermedad de mi padre,de ser la peor nieta del mundo, cuando yo era la única que la llamaba siempre el día de su santo y el de su cumpleaños, amén de otras veces que me acordaba de ella porque sí, ahí quedó eso, colgó el teléfono, me quedé sin aire, sin palabras, cuando, bastante rato después, llamé  a mi madre para contárselo casi no podía hablar y ella casi no lo podía creer.

Aún así no la odio, me da lástima, ella se ha perdido el nacimiento de quiero-quiero, que lleva el nombre de su hijo, en honor a él, no ha estado en sus logros, en sus palabras, ni siquiera le he enseñado una foto de ella, no quiero esas personas en su vida... 

Tiempo después me casé, pensé mil y una vez invitarla a mi boda, pero no podía soportar la certeza de que ella iba a intentar ser el centro de atención, con su desgraciadísima vida, la muerte de su marido, sus hijos (ya van tres de ellos por la misma mierda de enfermedad), lo que luchó por ellos... y no la invité... no me siento culpable, pero me da lástima por ella, porque por sus ganas de dañar han roto lo poquito que quedaba de mi gran familia.

Por otra parte, ahora sé que los que quedamos nos lo merecemos, somos una piña y éso es lo que quiero enseñar a mi hijo:

"Tu familia SIEMPRE, SIEMPRE estará ahí"


16 comentarios:

nina dijo...

¿Y si te digo que a medida que iba leyendo me iba sonando más la historia? Me pasó algo similar, se puede decir que pasé mi infancia con una bruja piruja que amargó la vida de todo el que tuviera cerca. Y no, yo tampoco entendí nada, y tampoco la odio, pero escarbando un poquito en ese pasado he podido entender alguna parte de mi presente. Mi otra abuela tampoco es así, al menos me quedó una parte de infancia unida a la cordura.

Un besito

Anónimo dijo...

Bueno, mi caso no es así exactamente. Mi abuela me adoraba y me lo demostraba... lo malo es que estaba enfadada con la vida y me transmitió su enfado. Afortunadamente, un día me di cuenta de todo y ahora solo la puedo recordar con mucho cariño, agradecimiento y comprensión.
No sé si habrá sido bueno o malo que te haya traído esos recuerdos...

Txispas dijo...

Nina: imagino que estas cosas valen para que crezcamos como personas, teniendo un modelo de vida, la que nos gustaría llevar o la que no...

Raquel: no es malo ni bueno, lo tenía guardado dentro y leer tu post y los comentarios lo han hecho salir, que, pinso yo, es la primera parte para asumirlo... no te preocupes... ;)

Sil dijo...

Yo podría decir muchas cosas buenas de mis abuelas, y otras tantas malas. De ambas. Pero puedo juzgar a dos mujeres que nacieron entre 1916-1917, que crecieron durante la Primera Guerra Mundial, que, en el caso de una de ellas, ni siquiera pudo ir a la escuela a aprender a leer y a escribir, que maduraron en la Guerra Civil, que nunca fueron mujeres por sí mismas, sino "mujeres de", "madres de", que no tuvieron derecho a pensar, ni a elegir, ni a prosperar, ni a ambicionar más, y que si ahora son quienes son, es precisamente porque nunca tuvieron en cuenta que pudieran haber otras alternativas. Afortunadamente, gracias a ellas, yo puedo valorar mis oportunidades, lo que tengo y lo que puedo llegar a ser.

Sil dijo...

Perdón, donde dice "Pero puedo juzgar...", debería decir "Pero NO puedo juzgar...".

Txispas dijo...

Sil: tus abuelas son para admirar, la mía en cambio venía de una familia acomodada, hija de guardia civil, y las mayores penurias según ella fueron en una plantación de Nueva Guinea (Santa Isabel, África), con un montón de "negros", con perdón de la expresión, a su servicio... no creo que eso haya sido taaan terrible como la poca suerte que tuvieron tus abuelas al nacer en mala época.

Atlántida dijo...

Esta historia me suena. La madre de mi abuela, teniendo 22 nietos, jamás sembró diferencias entre nosotros y la admiro por la vida que llevó y el tipo de mujer que era. Mi otra abuela (madre de mi padre) también le hizo un montón de desprecios a mi madre y cuando me veía lo único que se le ocurría decir es "qué gordita es está niña, muchísimo más guapa la N (mi otra prima)". En fin...que en todas las famílias cueces habas.

Ahora, eso de culpabilizarte de la enfermedad de tu padre...Hay cosas que aunque uno lo intenta, no puede perdonar, demasiado daño para un corazón sensible.

Txispas dijo...

Rebeca: por eso lo he escrito casi dos años después de que pasara, porque todavía duele, pero ya iba siendo hora de sacarlo de mi cabeza y olvidarme de ella, a pesar de sus intentos, soy felíz y mi familia será más pequeña, pero los que están se la han ganado...

Anónimo dijo...

Si te hablara yo de familias...

Eingel dijo...

(nada que decir)

Un beso

Txispas dijo...

Ariel: más o menos sé a que te refieres gracias a tu blog, no es justo que me queje, las cosas me van bien, pero tenía que sacarlo fuera, ¿me entiendes?, así, visto de lejos es menos mío y más del mundo...

Eingel: a veces no decir nada es lo mejor que se puede decir... ;)

Moder dijo...

No sé la historia completa. Pero mi padre siempre dice una frase que me parece muy real... "la familia no se escoge, pero se puede escoger quererles". Y pasar de alguien -quien sea- que te hace daño es lo más inteligente que puedes hacer.

Txispas dijo...

BlackBetty: toda la razón, me quito el sombrero con la frase de tu padre, sí señor...

Anónimo dijo...

Buf, mi abuela directamente reza cada noche para que me parta un rayo.

Algunas personas están mal, pero mal muy mal.

Besos, soy amigo de Ari y Eneko.

Txispas dijo...

Marcos: buf, vaya palo, cuanto más gente comenta, me voy dando cuenta que el mundo está lleno de hijas de p**** con nietos, madremía que panorama...
¡bienvenido a mi/tu casita!

Jenn dijo...

Larga vida a las "viejas pécoras", se aprende mucho de ellas, como el saber apreciar a quien verdaderamente se lo merece... Y que conste que las llamo "viejas pécoras" no porque sean mayores, si no porque son viejas! Como dice mi querida hermana, la super yaya es una yaya, una persona mayor, la otra, una vieja pécora... Y como ella, muchas otras.

Es lo que hay, es triste, pero la selección natural todavía no se ha encargado de estos temas... De que la gente vaya a mejor, y no a peor, o acaso ellas están ahí para recordarnos que debemos ser mejores personas?

Besos.