158. el recuerdo...

... tan fugaz como la arena entre los dedos...

Él estaba sentado en ése viejo banco, mirando al frente sin ver, vivía en su mundo desde que el alzheimer le dió, según él, la vida de nuevo. Una tarde sí y una no, le veía venir hacia mí, se sentaba conmigo, me miraba y una dulce sonrisa iluminaba su rostro arrugado. Hablábamos del tiempo, del fútbol, de la vida en general. 

Aquella tarde vino, se sentó, fijó la vista al frente y habló sin esperar respuestas:

"Hace unos años tenía esposa, vivíamos a dos calles de aquí, en esa casa de la puerta roja, ¿la conoces?. En casa éramos tres, dos soles para una nube...así nos llamaba mi mujer... tan linda estaba al reír... éramos felices... teníamos todo lo que se puede desear. La adorabamos, la mimábamos, todos los domingos la despertábamos con un café sólo, bien cargado, mucha azúcar y un bollo de leche... domingo tras domingo... hasta el último domingo, ahí quedó el café, el bollo y la rosa... olvidado entre las enfermeras y los médicos... todos corriendo... quitándonos de enmedio... "mis dos soles os amo"... y se fue... el pequeño tenía cuatro años."

Calló, como pensando si seguir, por primera vez me miró a los ojos, se veía tanto dolor, tanta tristeza, pero a la vez brillaban como emocionados... cuando iba a decir algo, él prosiguió:

"Perdimos a nuestra nube, mi hijo empezó a odiar los domingos, no se quería levantar de la cama. Y yo... yo no quería seguir... un día mi hijo me llamó a gritos desde el jardín de atrás, gritos alegres, joviales, gritos de niño felíz. Me dijo: "mira papá, ahí arriba, ¿ves? ¡es mamá!", ahí arriba sólo había nubes, sólo nubes... no estaba nuestra nube, ésa noche tuvo pesadillas, a ésa noche le siguieron muchas más. Llamé al médico, le conté que no comía, que no bebía, que no se levantaba de la cama, tenía fiebre, pesadillas... él me dijo que estaba enfermo, muy enfermo. No me levanté de su cama en meses, pasaba los días contándole cuentos, las tardes dándole de beber y las noches velando su sueño... pero se fue. Me dijo: "voy con mamá, te esperaremos arriba a desayunar", y marchó con una sonrisa. Me quedé sólo, vacío. No puedo explicarlo."

Le cogí la mano, él siguió:

"¿sabes que me voy a morir mañana?,  no quiero que me esperes, sé que lo haces, sé que estás aquí un día sí y otro no, has sido este tiempo una compañía de pensar fabulosa, quería decírtelo, antes de marchar. "

Pero no puede morirse, le dije, queda mucho por vivir, tiene que ver qué bonito se pone el parque en verano, éste verano promete ser caluroso..., se me quebraba la voz, no sabía cómo atar a ése hombre a la vida...

"No me queda nadie, se fue mi nube, mi nube adorada, voló. Marchó mi sol, el sol que iluminaba mi vida partió... mi mundo está a oscuras, ya no tengo fuerzas para seguir, estoy cansado"

Al día siguiente no apareció, le esperé varias horas, sin saber dónde buscar, hasta que recordé estas palabras, fui hasta su casa y llamé. Al notar cómo se abría la puerta tuve un instante de alivio, que se fue en cuanto ví a una mujer en la puerta, vestida de negro, con un pañuelo en la manga... Perdone, dije, vengo a visitar al hombre que vive aquí, ¿puedo verle?.

Ella me invitó a pasar, el pasillo estaba lleno de gente, todos de negro, todos tristes... la puerta estaba abierta, le ví. Dormido, con la sonrisa más grande del mundo pintada en la cara, lo supe, se había ido. 

Al rato, la señora que me había abierto la puerta vino a por mí, ¿eres la chica del parque?, sí, soy yo. Tengo una cosa para tí... puso en mi mano una piedra... pequeña, con forma de nube...

"Su mujer murió de tuberculosis, su hijo de pulmonía, ahora nadie muere de eso, pobre hombre" me dijo la señora. "Soy su vecina desde que vino con ésa mujer a ésta casa, ví crecer al niño, ayudé a enterrar a su mujer, ayudé con su hijo y ahora...él también..."

Han pasado diez años de esto, a veces me viene a la cabeza, recuerdo su cara, sus arrugas marcadas, sus manos ásperas, su alma cálida...

Ahora yo soy una nube que cuida a dos soles... gracias por tus palabras, gracias por tus silencios...



17 comentarios:

Eingel dijo...

(sin comentarios, solo te dejo un beso y una canción)

http://www.goear.com/listen/2f3c2f7/Un-Mar-de-Estrellas-Warcry

La Rizos dijo...

Jo, qué bonito. No sé qué decir con estas historias...y es que a veces la vida se vuelve agridulce y consigue emocionarnos, ¿eh?
Un besote, linda.

Anónimo dijo...

Me has hecho llorar.

Un beso

potsis dijo...

La vida es así, la gente se va. Y los que nos quedamos lo único que podemos hacer es no olvidar y procurar ser felices.

Un beso.

ynosek(+)kontarte dijo...

buf .........

ya estámos con las mejillas water proof .... anda que ...

plas plas plas!

súper bonito.

Raquel dijo...

Precioso Txispas, se me han caído dos lagrimones. Un besito y que tus soles y tu nube estén ahí durante mucho mucho tiempo.

Ellyllon dijo...

Parece mentira que una historia de amor sea tan cruel y desgarradora...

Te deseo muchos años Txispas-nube para proteger y cuidar de tus dos soles.

Besos miles mi niña.
Elly

Camaleona dijo...

Ay qué penita, pobre señor que se le vaya su nube y detrás su sol... y después vivir, vivir, y vivir con esa pena pegada en el alma.
La chica del parque con algún rayito de sol debió acariciarle, porque alivió su tristeza una pizca.

Selene dijo...

Nose que decir ...me emocione mucho y te entiendo perfectamente ya que hace muy poquito perdi a una persona muy importante para mi .
Un beso .

Slavek-Slavko dijo...

Hay veces que no encuentro palabras. Son muy pocas veces, casi nunca, porque lo mío es buscar palabras en un mundo de ciencia.
Hoy no las encuentro, te las has llevado todas. Todas las palabras se han ido tras este escrito, ansiosas por pertenecer a algo tan bonito.
Así que no podré decirte nada
A veces, sólo me queda un abrazo.
Tuyo es.

Marisabidilla dijo...

Jo...

Qué injusta es la vida a veces.

Que durante muchos años te den mucho calorcito tus dos soles, cielín.

Besos mil

Txispas dijo...

Eingel: preciosa canción, gracias.

La Rizos: parece necesario que nos recuerden a veces qué es lo importante.

Quierodormir: lo siento, no era mi intención. Yo le guardo en el recuerdo, ya no estoy triste por él, volvió con quien quería.

Potsis: no creo que le olvide, pero su recuerdo no me duele, me siento felíz de pensar que está bien.

Yno: mira que te he dicho que traigas pañuelos por si las moscas... gracias.

Raquel: eso espero, poder ser su nube por muchos años.

Elly: el amor y la vida son así, de pronto se vuelve la tortilla y se cae del plato... hay que valorar lo que se tiene.

Camaleona: quiero pensar que sí, que alivié un poco esa pena profunda, traté de pensar cómo se puede vivir así... no lo logré, debe ser horrible.

Selene: siento tu pérdida, sólo trata de pensar que estará bien cuidado allá donde esté.

Yandros: gracias por el abrazo, a veces es lo mejor que podemos dar.

Mari: gracias, gracias.

A.L.Zarapico dijo...

Lo tienes en el corazón, esa forma de explicarlo hace que hoy te respete más que ayer.Un besazo enorme de un admirador.

Ralph dijo...

Triste historia, pero tan antigua como el mundo. Creemos que vamos a vivir eternamente hasta que un día la muerte se nos planta en casa, nunca estamos preparados. Saludos.

Soundtrack dijo...

Vaya... esto no es lectura para un lunes a primera hora, hija....

Anónimo dijo...

Qué historia!! Me ha emocionado, no sé si por alegría o por tristeza. Es una historia que pone los pelos de punta, y la frase última no tengo palabras. Qué bien escribes, como transmites, como haces que llegue. preciosa historia

Txispas dijo...

HYDRO: gracias. ¿Un admirador? ¡¡qué guay!!

Ralph: lo único que podemos hacer es no dejarnos cosas en el tintero, así no nos arrepentiremos de no haber dicho o hecho algo...

Soundtrack: a verlo leído el viernes a última hora... hijo, jajaja

Carlos Mateo Beltrán: me alegro de que te haya gustado, es mi regalo de aniversario, cada año ése día hago algo especial en honor a él.